miércoles, 31 de agosto de 2011

Psicosophias

Primera psicosophia
Voy a comenzar una serie de reflexiones,que he denominado sabidurías del alma, más bien cortas para que no te canses y colabores conmigo en este pensar, que nos ayude a vivir con más plenitud y más armonía. Comienzo a reflexionar, a pensar en voz alta, a compartir las vivencias que me llegan y sobrepasan mi ser para llegar a un más allá.
La primera reflexión es sobre El ser humano.

Comienzo estas reflexiones por mí mismo, por el ser humano, para, desde este lugar, acercarme al mundo, pensar el mundo.
Alguien afirma que el ser humano es cuerpo, compuesto de tres partes: cabeza, tronco y extremidades. Añaden que somos carbono, hidrógeno, oxígeno …oro…arsénico… y así hasta un número determinado de sustancias químicas.
¿Somos solo eso, o somos algo más?
Quisiera que estas reflexiones no se convirtieran en algún tipo de teoría; tampoco es mi intención presentarlas como la verdad, porque el ser humano no es teoría, ni filosofía teórica, algo que pueda aprehenderse por medio de razonamientos, sino que es vida, es filosofía práctica.
Y la verdad, la vida, no se sabe, sino que se vive; y consiste en este continuo vivir que es convivir.
Alguien pensará que estoy muy orteguiano. No le faltará razón, pero eso poco importa ahora, aunque en estas reflexiones nos ayudemos, de vez en cuando, de las experiencias de los filósofos.
El ser humano es el más menesteroso de todos los seres vivos al nacer. Quizá sea así, porque lo que el ser humano es, es, sobre todo, creatividad y libertad.
Frente al mostrenco mundo inanimado y al mundo vegetal o animal que ya lo son todo al nacer, el ser humano no es nada para poder serlo todo. Es proyecto de futuro, y no podría desarrollar su ser, su vida, sin los otros, sin una comunidad, fuera de una cultura.
El cerebro humano no nace hecho, terminado, sino preparado para desarrollarse a lo largo de la vida social. Dice Aristóteles que el hombre es social por naturaleza. La sociabilidad humana será objeto de una reflexión futura.
Vierto estas reflexiones de manera que no formen un soliloquio; no es mi deseo hablar conmigo mismo. Esto ya lo hago demasiado a menudo. Hoy voy buscando la trascendencia de mí mismo para acercarme a ti; sin ti yo no puedo ser nada. Ahora soy mi palabra, y esta palabra se dirige a ti; soy diálogo, apertura, creatividad, libertad, responsabilidad…
Espero poder contar contigo para pensar el mundo, de manera que no formemos teoría abstractas y vanas, y seamos capaces de llegar a lo más profundo de nuestro ser y de nuestra vida. El mundo es nuestro mundo, el mundo humano.
El hombre evolucionó a hombre cuando se puso de pié y fue capaz de mirar hacia arriba y ver más allá de si mismo, a los otros, a la trascendencia.
“El hombre es un desconocido y no es en los laboratorios donde se le va a encontrar”. Ortega y Gasset.
“El hombre se volverá mejor, cuando se vea cómo es”
De estas reflexiones espero otras que no son mi reflexión. Mi voz es solo una minúscula experiencia de vida, y expresa cómo he entendido yo lo que la realidad, la vida, me transmiten. Pero mi experiencia necesita ser enriquecida por otras experiencias, por otras voces diferentes a la mía. Las diferentes visiones o experiencias no tienen que ser contradictorias, sino que se complementan unas a otras, para ir completando la insondable riqueza de nuestra realidad.
Una orquesta está formada por muchos instrumentos, al igual que un coro se alimenta de voces diferentes.
No se trata de poseer la verdad, ni de excluir tu propia visión. Tampoco de convencer a nadie, como yo tampoco quiero que tú trates de convencerme y llevarme a tu terreno. Somos tolerantes. La tolerancia será objeto de una futura reflexión.
Soy una pieza mínima en este diálogo de la vida. Mi intención es solamente llegar hasta ti, para que tú me respondas y yo pueda enriquecerme y crecer. Si pensamos de manera diferente nos enriquecemos. Tenemos perspectivas diferentes, pero la realidad es tan inmensa que ¿quién es capaz de abrazarla toda? Solo las voces diferentes pueden sumarse entre ellas para llegar más cerca de la verdad.
La verdad no está ahí, ya dada. No está en el diccionario. La verdad es algo vivo, que crece, se transforma. Mi verdad tengo que ir descubriéndola cada día o cada minuto del día; o mejor, tengo que construirla, y para ello te necesito a ti.
Yo soy así. La realidad se me presenta de esta manera. Tú no eres yo, gracias a Dios. Eres diferente y te abres a la verdad, a tu verdad, desde tu propia realidad. Pero tu verdad ayuda a la mía, a aquello que yo no puedo ver desde aquí; y espero que mi verdad te ayude a construir la tuya, que se aloja al otro lado y es diferente de la mía.
Sabes aquel que está en la acera y pregunta:
-Por favor, ¿podría decirme cuál es la acera de enfrente?
-Claro, Aquella de allí
-Pero si vengo de allí y me han dicho que es ésta.
Tampoco exijo precisión o coherencia. ¡Qué son esos conceptos! ¿Acaso soy yo preciso y coherente? A menudo las imprecisiones y las incoherencias me han ayudado a salir de mi sombría caverna.Otros hablan de ser riguroso. Parece que necesitamos ciertas palabras más o menos fuertes para hacernos respetar. A mí el rigor me recuerda el "rigor mortis".
No sé si estas reflexiones me han ayudado a tener más claro lo que es el ser humano. Tal vez tengo un poco más claro aquello que no es.
Concluyo estas primeras reflexiones con estos pensamientos: Somos proyecto, futuro, apoyados en un pasado y en un presente, apertura, diálogo, libertad… ¿o no?
Puedes responder en calvoand@yahoo.es
Un saludo

1 comentario:

franciskis dijo...

También estoy bastante orteguiano (digo de acuerdo) con lo que escribes, pero ahí van un par de opiniones.

Siempre que doy un paseo teórico por una suerte de filosofía de la vida, sucede que me dejo en casa la palabra "Verdad", justo al lado de "eterna e inmutable". Con la palabra "verdad" dudo. Me digo: bueno, va con minúscula, no hay solo una sino que cada uno tiene la suya, puede cambiar... Entonces, resuelvo utilizar la navaja para no multiplicar innecesariamente y dejo en casa "verdad" y me voy de mil amores ligero con mi querida "opinión". Nadie me rebatirá que cada uno tiene (si quiere) una, que se construye, que cambia... -en fin- ¡que está viva!

Ah, y en este paseo me encuentro con un material extraño: "espero poder contar contigo para pensar el mundo, de manera que no formemos teorías abstractas y vanas, y seamos capaces de llegar a lo más profundo de nuestro ser" y no sé como a no ser que seamos cirujanos. No conozco manera de ir un poco al fondo sin ser abstracto. Seguiré atento el camino a ver si caigo en la menera...

Una última opinión (ésta por pinchar un poco). "Sin ti no puedo ser nada" espero que sea el estribillo de una canción pegadiza de Amaral, y no una realidad. Sería tan injusto que estuviera en la mano (¿en el capricho?) de los demás que yo sea algo o nada...

Un abrazo psicosófico