sábado, 14 de julio de 2012

Recortes de la Globalización


Los tiempos que nos han tocado vivir son tiempos de globalización, de técnica, de seguridad, de desconcierto y de otras muchas cosas.

            Pero no son tiempos de reflexión. No se quiere ni hay tiempo para pensar. Tampoco nos lo han enseñado ni nos han hecho ver su necesidad.

            El dinero es el dios inmóvil que lo mueve todo. Como dice mi amigo Mauricio Langón, “por él se corre, se roba y se mata durante el día y se tiembla por no perderlo toda la noche”.
            Vamos a pensar un poco, a asombrarnos o a espantarnos con lo que encontramos. Nadie quiere asombrarse, dudar. Vivimos en la apatía global.

            La sociedad que hemos creado, o mejor, que nos han puesto delante no percibe otra clase de valores. Sólo existe lo tangible, lo material. Los valores son estos y nos los han impuesto.

            ¿Hay valores morales?, ¿vale algo la vida?, ¿valen algo las personas?

            Nos confesamos ignorantes. Esa es nuestra sabiduría. Pensar da problemas y hasta dolor de cabeza. Otros piensan por nosotros.

            Estos otros son los dueños del dinero, de la especulación, del enriquecimiento a costa de lo que sea, y ellos imponen las reglas del juego de la vida. La vida en todas sus facetas, la vida de todos depende de estos señores.

            Vales tanto cuanto tienes, y cuando no tienes nada, no vales nada. Nuestros países ahora no valen nada; nuestras vidas no valen nada, no valemos nada.

            No podemos tomar ninguna clase de decisiones, porque no somos. El ser procede del vivir y ahora no vivimos, nos viven.

            Para dominar mejor todo el cotarro necesitan de la educación; una educación que inhiba el pensamiento propio de cada ser. Es la forma que tienen los organismos financieros especuladores de controlar y dirigir el mundo para no tener sobresaltos.

            Se han atrevido. Son los verdaderos agentes educativos. En su propuesta no se valora la personalidad, la individualidad de cada estudiante; tampoco es necesario cuestionarse, preguntar, crear, debatir, dialogar. ¡Qué decir desobedecer, consentir, ser solidario! Que las cosas sigan como están, por si acaso.

            Conocen las necesidades de los seres humanos, saben lo que está bien y lo que está mal, rigen nuestra conducta y nuestra conciencia. Son los evaluadores globales. Necesitan esclavos para sus mercados. Todo supeditado al dios dinero.

            No quieren entender de democracia. No han sido nombrados por nadie, pero lo dirigen todo. El pueblo les pertenece.

            Si queremos salir de este espanto luchemos por un tipo de educación independiente, que abra los espíritus, los ensanche; que miren y vean más allá de lo que se ve y se dice, de lo que se enseña. Ir siempre más allá hacia lo desconocido. Aprender a desaprender y a ignorar; a darse cuenta.

            Una educación que desarrolle el pensamiento crítico y el buen juicio. Que nos ayude a cuestionar Que no enseñe lo de siempre, lo normal, lo que todos conocen, sino que nos haga capaces de sentir, de conmovernos, de movilizarnos, de ser solidarios.

            Una educación que nos vea completos, con vida afectiva, emocional; que cultive los grandes sentimientos, sobre todo la sinceridad.

            Y hoy ¿qué nos es dado hacer? Despertar, despertar ya y…

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