“Por natural disposición los seres humanos tienden a la lucidez”. Aristóteles.
“Sin la filosofía el alma está enferma, también el cuerpo, aunque tenga fuerzas, está como puede estarlo el de un loco o el de un desatinado. Por este motivo, si quieres estar bien, cuida en especial la salud de tu alma y, después, la del cuerpo, lo que no costará mucho.
G. Reale. La sabiduría antigua.
Hola de nuevo: Soy la filosofía. Ya sabéis mucho de mí: Que nací en Grecia hace muchos años, por lo que soy muy mayor. Siempre me habéis considerado mayor, y yo amo a los más pequeños. Quiero daros otra sabiduría para el alma.
Quiero estar a la altura de estos tiempos en los que la sociedad exige personas cada vez más responsables, que dejen la masa, que sepan pensar por sí mismas y consentir, esto es, sentir con los otros. Hoy la sociedad civil de la que formáis parte esencial debe tomar las riendas del mundo y no dejarlas en manos de los partidos políticos o de otras entidades.
Esta responsabilidad nos obliga moralmente a actuar. Actuamos para hacer nuestras vidas personales cada vez mejores y para conseguir la paz, para mejorar nuestra vida en democracia, para conseguir la igualdad de oportunidades, la economía, y la base de todo está en la educación. Nadie lo va a hacer por nosotros. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante los retos que nos ofrece la vida.
No podemos ni debemos callar por más tiempo. Todos ellos forman parte esencial de vuestro ser y de mi ser que es el mismo.
Siempre se ha discutido mi paternidad. No os extrañe, porque mi propio ser consiste en el debate, en la discusión razonada. Sin este debate yo no tendrá sentido.
Pues bien, unos dicen que soy hija del mismo Adán, del primer ser humano, puesto que todo ser humano es humano por su capacidad de razonamiento. Otros me dicen hija de los pueblos orientales, de quienes, como antigua Helena, fui raptada por los griegos. Cito aquella célebre frase: todo cuanto pensamos y como lo pensamos tiene su origen en Asia.
Se ha escrito ampliamente sobre mis posibles nacimientos. Hoy no voy a hablar de ellos; simplemente, hoy, me considero hija de la luz del pueblo griego.
Decís que consisto en reflexionar. Y mi caminar a lo largo y ancho de la historia sería paralelo al caminar de la humanidad, al caminar de cada ser humano. Soy pregunta, un preguntar reflexivo. No hay camino fijado de antemano; hacemos camino. Nos hacemos, vosotros y yo, en este caminar; y a través de él, tomamos conciencia de nuestra autoconciencia.
Mi compromiso vital está en vosotros sin quienes yo no sería nada ni valdría para nada. Quiero aportar vida a vuestras vidas de hoy. No estoy pasada de moda, como estoy tratando de haceros ver y sentir.
Soy pensamiento, aunque no solo pensamiento. Tal vez lo que los humanos pensáis puede muy bien ser lo único que genera la realidad que experimentáis.
Se ha denunciado en tantas ocasiones que vivimos en época de cambio, que la estabilidad es una excepción. Todos lo vivimos. Son transformaciones que lo abarcan todo, el entramado institucional, las relaciones sociales y humanas, los pilares más fundamentales de nuestra cultura, y los presupuestos básicos desde los que habéis ido dando sentido a vuestra vida y constituyendo vuestra identidad. Ya no existen leyes fijas para siempre.
Nos cuestionamos nuestras creencias, nuestras certezas, nuestras formas de pensamiento, nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos.
Somos poco competentes para detectar las variaciones pequeñas y constantes. La capacidad de percibir, de sentir el cambio, está limitada por nosotros mismos, por nuestras capacidades.
No me gusta este cruel ejemplo, pero os lo recordaré. Sois como la rana. Cuando se la pone en agua hirviendo, salta y no podéis cocinarla. Para poder haceros con ella, tenéis que ponerla en agua templada y, cerrado el recipìente, ir calentándola poco a poco.
El acceso a este nuevo mundo requiere nuevos ojos, una mirada diferente. Os resistimos a ello, porque os exige cambios fundamentales en vuestra manera de pensar y de actuar. Sois animales de costumbres. Si no queréis que el futuro os resulte invisible, debéis de indagar respecto a vuestra forma de observar el mundo. Es preciso un talante abierto a los nuevos tiempos que conllevan nuevos aprendizajes. Pensamiento y acción caminan juntos, no puede ser de otra manera. La acción sin el pensamiento camina a ciegas y éste sin aquella se queda en la esterilidad.
Sois el resultado de las acciones que lleváis a cabo; el ser está estrechamente vinculado al hacer. No os aferréis a nuestro pasado histórico ni personal: rememorad a los héroes homéricos que parece que se despiertan cada mañana como si fuere el primer día de sus vidas, como canta Schiller.
Filosofar es preguntar, investigar los anclajes de vuestra identidad, de vuestro mundo: hacerse consciente. Podéis aceptarlos, disfrutarlos o condenarlos: la deliberación es entrar en diálogo consigo mismo.
Por miedo os resistís al arte de preguntar y responder, a filosofar. Hoy os invito a vencer todo tipo de resistencias y a liberar el pensamiento para trabajar el ser.
“Para dialogar, preguntad, primero; después… escuchad”
Antonio Machado: Proverbios y cantos.
“Los seres humanos no serían humanos si no se preguntaran acerca del mundo que les rodea. Hace muchos miles de años, cuando la humanidad aún vivía en estado primitivo, los hombres debieron asomarse a la puerta de sus cuevas y se preguntaron que era lo que contemplaban. ¿Qué producía el fulgor del rayo? ¿De dónde procedía el viento?...
El hombre también se preguntaba sobre sí mismo. ¿Por qué los hombres enferman de vez en cuando? ¿Por qué todos envejecen y mueren?...Eran muchas las preguntas que no tenían respuesta…y el hombre primitivo tenía que inventarse las respuestas que parecían más lógicas. El furioso huracán era como el resoplido de un hombre enfurecido. Sin embargo, el viento era mucho más violento que el aliento de cualquier hombre y, además, llevaba soplando desde tiempos inmemoriales. Por consiguiente, debió de ser creado por un hombre tremendamente grande y poderoso que no moría nunca. Este ser sobrehumano era un “dios” o un “demonio”…”
Isaac Asimov “Las palabras y los mitos”
Os invito a superaros, a protegeros de vosotros mismos, a ir más allá de vuestra persona, a conquistar nuevos horizontes. Hallaréis otros modos más armónicos de estar con vosotros.
Mi propósito es ayudarte a ser tú mismo, a pensar, a tomar conciencia, a ser libre, a salvarte por ti mismo, por tus características más humanas, por tu razón. Soy tu camino de salvación
Busca la lucidez, la armonía, el amor, ábrete a los otros libérate de la angustia vital.
Afróntate y afronta tu vida de persona humana, mortal; planta cara a tu destino. Piensa que eres humano, no eres un dios inmortal. Vives en este mundo, que, sea lo que sea, es una realidad por vivir. Encuentra tu sitio en él, dale sentido.
La vida buena consiste en encontrar tu lugar en el mundo, en tu mundo, en el orden cósmico edificado por los dioses, y contribuir a él.
No es lo más importante poseer, aunque sean conocimientos, sino ser. Ser frente a poseer. Ser para algo. ¿Has descubierto tu “para qué”? ¿Para qué tu vida y la de los otros? ¿Para qué has vivido y vives?
José María Calvo
sábado, 7 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario