“Quien
tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo”. W. Friedrich
Nietzsche.
“Sin filosofía el mundo tiende a hacerse definitivo, finito, obvio; los objetos comunes no producen dudas y las posibilidades extrañas son rechazadas con desdén”.
“Con
la filosofía, hasta las cosas más comunes conducen a problemas. Quizás sólo
sean posibles respuestas incompletas que amplían nuestros pensamientos y nos
liberan de la tiranía de lo común.”
Porque
“hacer filosofía es poner el mundo entre paréntesis”.
El
tercer jueves del mes de noviembre de cada año celebramos el día mundial de la
filosofía. Así lo ha declarado La UNESCO. “La filosofía es escuela de
libertad”.
Con
esta celebración, la Unesco propone conseguir diversos objetivos de los que
hemos hablado cada año y que, si no se están alcanzando, al menos lo estamos
intentando. Lo que sí es cierto por nuestra parte al menos es que la filosofía
tiene mucho que decir hoy día en nuestra sociedad de la era digital. Nos
enseña a reflexionar sobre la reflexión misma, a cuestionar continuamente las verdades
ya establecidas, y a encontrar respuestas que generan nuevas preguntas. Cuestiona
todas las dimensiones de la vida humana.
Este
cuestionar es el vivir incesante nuestro peregrinaje en busca de la verdad, en
busca de nosotros mismos.
Esta
celebración sirve para sensibilizarnos sobre la importancia de la filosofía en
los objetivos que impulsa. Todos estamos de acuerdo en enorme importancia que
tiene el primero de ellos: el desarrollo del pensamiento crítico. Atrévete a
pensar por ti mismo, a responder por ti mismo. No eres un mandado.
“Cuanto
más crítica sea una persona, más útil será a la sociedad”, sigue enseñando
Nietzsche.
Vivimos
una mundialización de las ideas que tratan de arrastrarnos sin que nos demos
cuenta hacia donde tal vez no nos interese caminar; necesitamos, pensar,
aprender a pensar por nosotros mismos. Pensemos para poder construir nuestra
vida y nuestra sociedad con éxito, ambas deben avanzar unidas.
“La
vida de una persona es lo que sus pensamientos hacen de ella”, enseñaba el emperador
romano y filósofo Marco Aurelio.
La
filosofía nos adentra en el conocimiento de nosotros mismos. Nos ayuda a comprobar
el poder de las palabras como vehículo de los pensamientos y de los sentimientos,
que pueden servir para construir la verdad o para engañar.
Necesitamos
entender y procesar nuestra época, nuestro tiempo, y esa es la vocación
permanente de la filosofía que avanza decodificando los diversos presentes,
revisando el pasado, buscando el sentido a los acontecimientos y anticipando
proféticamente el porvenir. (J. E. Noro)
Ofrece
inteligibilidad a nuestro tiempo, para generar las claves que permiten acceder
al porvenir, para transformar el futuro. “Los filósofos no han hecho más que
interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo.” Karl Marx.
Favorece
la dimensión internacional de la cultura abierta al debate filosófico, al
diálogo y la colaboración mundial para poder responder a desafíos importantes
como la migración, la radicalización, los cambios del medio ambiente o la
inteligencia artificial, respeta la dignidad humana y la diversidad.
Aprendemos
que conocer no es saber, es más bien estar abierto a, disponible a.
Pensar
es describir lo que hay, considerar diferentes puntos de vista, diversas
alternativas, razonar con evidencia, preguntar, hacer conexiones, descubrir lo
complejo, captar la esencia, sacar conclusiones y aprender a dudar.
A
veces creemos saber algo, y este “saber” desde un punto de vista nos ciega para
ver los demás. La claridad de este saber suele ocultar otros saberes sobre esta
cosa, otras perspectivas, Y nos cierra al saber del otro. No pensamos que existan
otros aspectos de esa cosa que se nos escapan, y que un diálogo fecundo nos
abriría esa puerta. Solemos ver aquello que deseamos ver y rechazamos lo que no
nos gusta.
José
María Calvo Andrés, doctor en filosofía.
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