viernes, 22 de enero de 2021

Mi querido maestro

 

Mi querido maestro:

               Recuerdo que no te gustaba ser llamado maestro. ¡Qué palabra tan excelsa! Tú preferías ser más humilde, como Sócrates que sólo sabía que no sabía. O como aquel pensamiento de Aristóteles que escribiste el primer día en la pizarra: “El ser humano es el animal que posee la palabra”. ¡La palabra! Qué importante es saber que somos capaces de hablar. 

               Tus alumnos te agradecimos y te agradecemos que no quisieras ser tú el único poseedor de la palabra, que te había llegado desde la asamblea universitaria celestial, ni que la clase fuera “tu clase”, sino el aula de todos. Me encantaba que pidieras nuestra opinión y compartieras tus decisiones en lugar de imponerlas unilateralmente.

No empleabas los libros como si fueran los poseedores de la verdad revelada que teníamos que aceptar, y te esforzaste en que comprendiéramos que podemos tener ideas propias y expresar pensamientos y sentimientos que fueran nuestros.

Hoy tomo la palabra de nuevo para devolvértela, siento la necesidad de hablarte, de que alguien me escuche, y recurro a ti de nuevo.

Te gustaba que te tuteáramos como señal de amistad y confianza. ¡Quiero darte las gracias por tantas cosas! Por ser como eras y aceptarnos como éramos nosotros. Gracias por mostrarnos tu ilusión, tu entusiasmo y trasmitírnoslos a nosotros. Ese fue tu método acertado de motivación.

               Te doy las gracias por creer en el valor de los niños y de los jóvenes, ahora que somos niños y jóvenes y no solo para un futuro, para cuando dejemos de ser jóvenes. Por defender que los niños y los jóvenes somos capaces, tenemos capacidades no solo para introducir datos en nuestra memoria, sino también para hacer algo con esos datos.

He comprendido mejor, me he dado cuenta de que la cultura no se tiene, sino que se hace; que nuestra mente no es un almacén, un banco de datos y menos aún un cementerio.

Recuerdo cómo nos animabas a resucitar la cultura para amarla, valorarla e incorporarla a nuestras vidas y no solo consumirla. Si no asimilas la cultura, la cultura te asimila a ti, te domestica y no te deja ser tú mismo. Rompimos el consumir pasivamente lo que nos daban en las clases, que tal vez nos inclinase a otros consumismos como alcohol, drogas, etc.

Nos diste la oportunidad de aprender a dialogar, a reflexionar, a buscar en común entre nosotros y con vosotros, aprender a autocriticarnos y a autocorregirnos, como base sólida de toda educación y de todo aprendizaje. El diálogo aclara ideas y ayuda a analizar conceptos, es apertura, apertura mental. Nos ayudaste a formar una comunidad de diálogo y de investigación, abierta a la libre indagación, al libre diálogo, a la colaboración. Ofrecíamos respuestas provisionales, pues no existe la respuesta única en el libro o en la boca del adulto. La verdad es múltiple y puede ser de otra manera.

Éramos los protagonistas de nuestras vidas, de nuestra educación. Aprendimos la necesidad de contar con los otros, que son nuestro espejo para hacernos a nosotros mismos, por lo que tenemos que aprender a conocerlos, para poder respetarlos y respetarnos a nosotros mismos. Necesitamos conocer nuestros sentimientos, nuestras emociones y las emociones de los demás. Tomar conciencia de por qué somos agresivos, por qué amamos y luego, a veces, odiamos, cuál es el papel de nuestras emociones, de aquello que nos mueve, que nos empuja hacia los objetivos a conseguir, y aprender a ser dueños de ellas para que ellas no decidan por nosotros.

Comenzamos a aprender a pensar por nosotros mismos, a mirar hacia nuestro interior para vernos mejor. Nos ayudaste a desarrollar la capacidad de juzgar, de realizar análisis, de hacer juicios razonables; de interpretar, de sentir, de amar y de ser amado, de resolver nuestros problemas, la capacidad que nos permite adquirir la conciencia de nosotros mismos en relación con los demás.

               En valores me llamó la atención que no hubiera valores establecidos de antemano por los adultos para que los aceptemos sin más. Lo que llaman transmitir los valores que parecía adoctrinarnos más que otra cosa. No querías guiarnos a ninguna parte, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar” del gran poeta filósofo, pero nosotros sí encontramos la guía en ti.

El “todo vale” provisional para ir demostrando cada día que no todo vale igual, sino que tenemos que ir descubriendo por medio del diálogo, contrastando opiniones y razonamientos, lo que es valioso y lo que no lo es. Nos preparamos para descubrir “fake news”, de los que se han apoderado de la palabra, de nuestra palabra, hablan por nosotros, para nosotros, sin contar con nosotros. “Haz esto, compra aquello, llama ya…” Pero nosotros tenemos algo que decir, o, al menos, queremos tener algo que decir.

Nos ayudaste a tener ideas propias, a ser personas y ciudadanos responsables, flexibles en nuestras creencias y comportamientos, a ser tolerantes, a tener fuerza de voluntad, a luchar contra las injusticias, contra la violencia, las drogas y demás fuerzas que nos acechan. ¿Dónde y cuándo podremos aprender a no ser violentos contra las mujeres o contra los inmigrantes? No ayudaste a construir nuestra vida, a ver el mundo con ojos nuevos cada día.

               Todo fue ilusionante: El cambio de los pupitres para que pudiéramos vernos y hablarnos. Los trabajos en grupos y en común. Ya no era mi aprendizaje, mis notas, mi tapar la hoja para que no me copien y obtengan mejor calificación que yo, estar en silencio y hablar solo cuando te preguntan. Ya no competía, sino que colaboraba con mis compañeros, era un aprendizaje comunitario.

               Recuerdo un ambiente de cordialidad, de amistad, de alegría, de vida en el aula y tú eras el primero en demostrarlo y contagiarlo. El respeto como único valor aceptado por todos para comenzar a caminar, aunque no supiéramos en qué consistía y tuviéramos que ir descubriéndolo en diálogo, comportamiento a comportamiento. Y aprender el amor. No hay educación sin amor.

               Gracias, querido maestro, gracias por existir, por estar ahí.

 

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