domingo, 5 de octubre de 2014

PRESENTACIÓN

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "MI GEOGRAFÍA SENTIMENTAL" DE JOSÉ LUIS ABELLÁN Decía el gran ensayista Miguel de Montaigne: No conozco aflicción o pena que la hora de lectura de un buen libro no me remedie. Y John Steinbeck, premio nobel de literatura 1962 corrobora: "Es casi imposible leer algo bello sin sentir deseos de hacer algo bello". Queridos amigos, muy buenas noches. Nos encontramos hoy aquí para acompañar a un amigo, a un gran amigo y ensayista también, en la presentación de su último libro. Cuando digo último quiero decir el más reciente dentro de la ingente obra que nos ofrece José Luis Abellán. Tomo en mis manos de nuevo los pinceles para describir pincelada a pincelada algunos de los múltiples colores que nos muestra esta geografía sentimental de José Luís que tengo hoy el honor de presentar ante ustedes. La pluma es la lengua del alma, decía nuestro gran dramaturgo Buero Vallejo. Una sociedad que no lee, es una sociedad sin alma, una sociedad sorda, ciega y muda”. La pluma de José Luís ha cobrado vida y muestra su alma en estas memorias, que quiere compartir con todos sus amigos. Unos amigos que no queremos ser sordos, ciegos o mudos y le acompañamos hoy para enriquecernos, para aprender y a la vez para disfrutar. Un libro, un buen libro enriquece, enseña y divierte. La lectura es el único camino al conocimiento, a la imaginación, a la comunicación, y por consiguiente, al disfrute. Hoy la lectura ya no representa este estado de beatitud que saciaba una urgente curiosidad, ya no es reveladora de lo que fue. El mundo que nos rodea está reñido con las bondades de la lectura. No voy a extenderme en este pensamiento. Me considero incapaz de mostrar algo a quien por sí mismo no lo ve. Porque "quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación". Leer, leer unas memorias, obliga a reflexionar, a movilizar la mente, a que el entendimiento pida ayuda a la memoria para trabajar juntos. Yo he aprendido leyendo estas excelentes memorias y también me he divertido, he disfrutado viendo pasar ante mis ojos las escenas de una vida tan colmada que llega hasta la nuestra, aunque no lo pretendamos, "Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura. (...) Las palabras son sólo piedras puestas que atraviesan la corriente de un río. Si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa.” José Luís trae ante nosotros un libro lleno de piedras, algunas preciosas, para que los caminantes por esta vida podamos pisar sobre ellas para cruzar el río desde una parte de nuestra vida, desde nuestra pequeñez, y podamos disfrutar las maravillas de la otra orilla, de la grandeza. El título ya nos alerta de que estamos ante un libro especial, diferente a los anteriores. Presentamos lo que el propio autor define como memorias. Unas memorias que son un relato, el relato de una vida, de una vida plena. Si toda vida, toda biografía tiene interés, la propia de José Luis, llega hasta nosotros colmada hasta casi rebosar. En el prólogo ya nos avisa que no son memorias al estilo corriente de mostrar la vida y sus circunstancias sin más, sino que lo que nos trae en este nuevo libro es sobre todo lo que el propio José Luís define como una autogénesis, una autobiografía, unas vivencias personales. No sé si sin pretenderlo, pienso que más bien con todo conocimiento e intención, nos permite adentrarnos en su ser y profundizar un poco más en el conocimiento de una vida plena, en ella misma y en las circunstancias particulares de la misma. Un mirar atrás para valorar y hacer más conscientes las experiencias vividas. Toda vida es una experiencia. Escribimos memorias porque ¿echamos en falta el pasado? ¿Necesitamos recuperar algún paraíso perdido, si es que lo hemos perdido? Tenemos un ansia de eternidad del que hablaba Unamuno? Unas memorias quieren ser un combate entre la vida y la muerte. Queremos vencer a la muerte, al olvido. No nos resignamos a desaparecer y luchamos para preservar lo eterno de nuestro vivir en la memoria, en la imaginación. Recordar es vivir otra vez. "Somos nuestra memoria..., ese montón de espejos rotos, escribe Borges en su famoso cuenta "Funes el memorioso".- Tenemos en nuestras manos un relato, una novela. El autor nos recuerda a Ortega y Gasset cuando afirma que "somos novelistas de nosotros mismos". En este sentido es un libro dialéctico entre la realidad vivida y la ficción, la creación, la imaginación. ¡Qué pobre sería la realidad desvestida de imaginación! La realidad es mi realidad, son mis vivencias hacia la búsqueda del "conócete a ti mismo", que postula toda la filosofía, siguiendo las enseñanzas del oráculo de Delfos. Estas vivencias yacerían muertas, inertes sobre esa cruda y fría realidad. Es necesaria la imaginación para darles verdadera vida, y es imprescindible soñar. Como el mismo autor nos confiesa siguiendo al insigne Calderón de la Barca, la vida sigue siendo un sueño. Desde nuestros sentimientos llegan ideas acerca de nosotros y del mundo. Todas ellas van conformando nuestro ser. Necesitamos conocerlas para saber quiénes somos y lo que es el mundo. Después podemos aceptarlas, disfrutarlas o cambiarlas. Entramos en diálogo con nosotros mismos. Nos hacemos preguntas, deliberamos. Tratamos de liberar nuestro pensamiento y liberarnos a nosotros mismos de nuestros miedos a ser y a saber quiénes somos. José Luís tuvo un sueño, más bien su vida estaba llena de sueños a realizar después de soñar. Y tuvo la fortuna de realizar la mayoría de sus sueños que comparte hoy con nosotros en esta autobiografía. Vivimos. Estamos vivos. Hemos vivido. Unos sueños se han cumplido y otros… Nuestra vida es nuestra historia personal. Nuestros padres, nuestros antepasados, escribieron su historia que les acompañó a la otra vida. Nosotros continuamos escribiendo la nuestra. Una historia que comenzó hace ya unos años. Le ha tocado vivir a caballo de dos siglos. José Luís forjó su vida a lo largo del siglo XX, y llega hasta hoy, en pleno siglo XXI tratando de disfrutar lo vivido. Todo ello, los acontecimientos que perviven dentro de nuestras almas van saliendo y diciendo «quiénes somos, de dónde venimos, dónde estamos, dónde vivimos. Es nuestra propia historia. Esa historia que permanece dentro de nuestras memorias y nos acompañará para siempre. Una historia que continuará con otras historias escritas sobre las nuestras, y así hasta el fin de nuestra propia historia. Podría decirse que de cada vida, emana una vida nueva, y otra de ella y así sucesivamente hasta el final de la misma, si es que tiene que haber un final. Porque la vida es la historia que guardamos en nuestra memoria, son nuestros recuerdos aún vivos que permiten a la vida su continuo ir y venir, y que no pueden desaparecer. Tenemos obligación de continuar trasmitiendo lo que es trasmisible, la sabiduría. Y ¿qué es lo que ha ido forjando una historia día a día? Quiero hacer un recorrido por algunos de los acontecimientos que José Luís ha vivido. Han forjado su historia, en primer lugar, sus antepasados, sus abuelos y sus padres, de los que nos habla con todo el cariño del que se siente rico receptor. Después el hogar en el que nació y creció, sus diversos hogares que han ido dejando su impronta en el alma de José Luis. La ciudad, en este caso, las ciudades, las dos ciudades de las que hablaré a continuación, con sus calles, sus casas y sus plazas. Además de nuestra historia vivimos la historia de nuestra tierra. Ya centrados en esta geografía sentimental, quiero comenzar con esta especie de anécdota importante en la vida de José Luís: José Luis Abellán, el autor de estas memorias se considera un abulense de Madrid o un madrileño de Ávila. Y esta dualidad en las vivencias va a formar el fundamento sobre el que se asienta esta “Geografía sentimental”. Todos estos ingredientes van conformando esta geografía sentimental de D. José Luís. Y estos ingredientes superan la ya excelsa obra filosófica por la que alguien le encerraba en la categoría de los eruditos, de los ratones de biblioteca. Y es que la filosofía se convirtió pronto en su vocación, en el motivo más importante de su vida. Abandona las leyes, el derecho, rompe con la herencia familiar para heredar otra riqueza que iba a colmar más su vida. Parece que necesitaba el filosofar para protegerse de sí mismo. Entiende la filosofía como modo de vida. Pienso que no puede verse desde otra óptica, si queremos ser alimentados por ella. Las demás florituras se convertirían en una especie de juegos florales. Es significativo que su tesis doctoral consistiera en un acercamiento a Don Miguel de Unamuno, filósofo vitalista por excelencia. No es un filósofo más, un filósofo a la antigua usanza tradicional, pues la filosofía de José Luís quiere ser y es una gran ventana, un gran escaparate abierto a un universo impregnado de filosofía por todas partes. Rebosa las dos filosofías del mundo heredadas de sus dos patrias chicas, Madrid y Ávila: La filosofía occidental y la filosofía oriental. La filosofía occidental, griega, gatea hasta su cerebro para alcanzar la racionalidad de lo real. Hasta las últimas profundidades del alma, penetra la filosofía oriental. Estos son dos de los anclajes que forjan la biografía de José Luís. El primero forjado en Madrid, en el Instituto Ramiro Maeztu y en la facultad de filosofía; el segundo en la ciudad de su niñez, en Ávila, ciudad querida, amada, al lado de Teresa de Jesús y Juan de La Cruz. En su origen la filosofía se refería al mismo tiempo al conocimiento y a la sabiduría. Esta preparación filosófica le lleva más allá de sí mismo, de su experiencia, para conocer y vivir otras formas de pensamiento y de comprensión. Le empuja más allá de la propia filosofía, pues desde el análisis filosófico llega a la comprensión espiritual. Termina la carrera, obtiene el título de licenciado y ahora qué. Pronto se le abren unas grandes puertas que no se le van a cerrar nunca ya. Unas puertas que le hacen atravesar el océano atlántico y que le van a trasportar a otros mundos nuevos, desconocidos y abiertos al saber. Se va a sentir un nuevo Cristóbal Colón. José Luís viaja haciaa su luego inolvidable Puerto Rico. La universidad de Puerto Rico le abre los brazos, y llega a ser profesor de esta universidad. Estas puertas que se le abren a José Luís van a dirigir sus pasos en dos direcciones principalmente: El exilio español y el amor a América Hemos ido recorriendo esta primera parte de la vida de José Luís tan deprisa como la vida misma camina. Hacemos un pequeño alto en este caminar, pues la vida de José Luís también se toma un respiro en su eterno caminar. Puerto Rico es un punto de inflexión. Uno de los puntos de inflexión más importantes en la vida de José Luís. Había hecho la gran travesía hacia el oeste, la gran travesía que iba a marcar su vida. Más tarde haría otra travesía al oeste americano. Podía no darse cuenta aún de esta huida. Salía de la oscuridad hacia la luz y la libertad. José Luís joven licenciado no puede realizar sus ideales en su país y emigra para llegar a otras tierras nuevas de promisión, ávidas para acoger los nuevos proyectos de trabajo y vida de un joven español. Estas tierras nuevas habían sido abonadas entre otros por Juan Ramón Jiménez, que acababa de morir, por Pau Casáls, Américo Castro, Jorge Guillén, Gabriel Franco, y se conservaba el recuerdo fresco de Pedro Salinas, Francisco Ayala, Federico de Onís. La acogida por parte de Manuel Andújar exiliado en Méjico.…. Pg 101 Todos ellos y muchos más habían ido construyendo esa España transterrada que fue dando lugar a los seis volúmenes de la monumental obra “El exilio español”. Con la publicación de esta obra se recuperaba así la gigantesca obra que unos españoles habían hecho fuera de España. En la universidad de Rio Piedras coincide con Don Enrique Tierno Galván y Raul Morodo, cuya amistad y trato va influir en los años posteriores de la vida de José Luís. En esta época contrae matrimonio por poderes con María Eugenia. Merece mención especial la amistad con el poeta Jorge Guillén y sobre todo con el filósofo José Gaos, su maestro por excelencia. Poco a poco fue descubriendo América, la América que hay y sobre todo su América, la América que el percibió, vivió y sintió. La América plural de la diversidad de culturas y de la diversidad de color de piel. Si América consiste en este crisol de pueblos y culturas, Puerto Rico se convierte en la antesala de y encrucijada necesaria para todas ellas. Desde esta encrucijada de caminos y de culturas comenzó el descubrimiento propio de la América que cada uno tenemos que ir descubriendo como nuevos Cristóbal Colón y a sentirse “tan americano como español”. Terminado este periplo puertorriqueño, vuelve a Europa. Y antes de asentarse más o menos definitivamente en España pasó por Belfast. Nacen sus dos primeros hijos: Alejandro, su primogénito y el hijo filosófico “Unamuno a la luz de la psicología”. Confortado con estos dos extraordinarios acontecimientos inicia nueva vida en Irlanda. En 1965 regresa a España y poco a poco se va introduciendo en la universidad en Madrid, y como representante ejecutivo de la UNESCO. Solamente haré una pequeña mención acerca de la influencia de la filósofa malagueña María Zambrano. En un momento determinado de su vida piensa que debe continuar sus viajes y exploración de los diversos pueblos del mundo. Estos viajes le abren aún más a diferentes culturas que enriquecen definitivamente su vida como persona y como filósofo. Ya hemos dicho que en José Luís ambas facetas caminan muy unidas. Citaré como ejemplo la influencia que recibió de los países hispanoamericanos, sobre todo de Méjico. Continuó con el resto de Europa para pasar a continuación a Asia. Sería un error monumental por mi parte no hablar del Ateneo de Madrid. El ateneo, afirma José Luís, es una institución romántica por excelencia. Es el lugar idóneo para el encuentro y para la cultura, para el saludo, para la sonrisa afable, para el diálogo abierto y sincero, para conocerse; un lugar para estar y sobre todo para ser, y ser más persona. Es el templo de la cultura. Un reducto de libertad y de respeto al otro. Es el lugar de la palabra, y la palabra es el vínculo de la humanidad. La palabra hace humanidad. Al contrario de lo que ocurría en España, el Ateneo representa los valores de una sociedad democrática: El diálogo, la tolerancia, la libertad, la justicia, la colaboración, la huida de todo dogmatismo, de las verdades fijas y acabadas para siempre. Fue un acogedor refugio sobre todo intelectual para José Luis, dado el ambiente cultural de la sociedad. Además de mantener el carnet de socio desde la juventud, ya de vuelta y después de tantas y tantas experiencias vividas, se presenta y gana las elecciones a la presidencia del Ateneo en el año 2001. De todos es conocida la ingente labor realizada por José Luís durante los años en que dirigió el Ateneo madrileño, tanto en la renovación física de los locales, como en la puesta al día de la renovación cultural que un Ateneo para el siglo XXI necesitaba, como la informatización del catálogo, digitalización de fondos, reanudación de publicaciones, puesta en marcha del archivo, la galería de exposiciones, una mejora sustantiva de la cafetería, etc. etc. Mención especial para la reforma del salón de Actos que recupera “el esplendor del original modernismo neo griego, elaborado por el arquitecto Arturo Mélida. Durante estos años continúa su periplo de viajes por todo el mundo, que le lleva a una más completa visión universal, para asentarse después en España. Termino esta exposición más o menos pictórica de estas memorias de José Luís recordando la gran obra que realizó durante tantos años: La Historia del pensamiento español acabada en 1991. Espero que la variedad de los colores de esta biografía sentimental, haya llegado hasta ustedes. Muchas gracias

No hay comentarios: